“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”. Mateo 11:28
La soledad, es algo muy difícil de comprender.
Ya sea que estemos solteros o casados, jóvenes o de avanzada edad; la soledad es una condición de la cual todos hemos experimentado (en algún nivel). Yo creo que la soledad es mucho más que solo un problema mental o emocional. Yo creo que la Biblia nos dice que también es un problema espiritual.
Recordando en el jardín, Adán en desde el principio, no se encontraba solo; tenia comunión con Dios mismo. Después, Dios creo para Adán una compañera para que no estuviera solo – Eva. Pero, en el día en que Adán pecó por primera vez, su vida cambió. El experimento la soledad por primera vez, en una manera espiritual; fue separado de Dios. Por primera vez, Adán experimentó la oscuridad de su propio corazón y lo que se siente el estar lejos de Dios.
¿Se ha sentido usted en soledad, apartado, o desamparado por Dios? ¿Tal vez a consecuencia del pecado o por una situación desafortunada? Puede ser que usted no se encuentre en este extremo, ¿pero quizás sienta un vacío en su interior? Últimamente, yo me he encontrado luchando con sentimientos de soledad, más que nunca antes (¡si, incluso como pastor, hay días en los cuales me siento solo!).
Hay días en los cuales unos cuantos amigos y el aire fresco no son suficientes. Hay momentos en los que siento que aun necesito algo más. La soledad es un recordatorio de la profunda necesidad que tenemos de nuestro Salvador.
Al igual que Adán, hemos fracasado, con miedo y olvidados. Pero, en el Segundo Adán (Jesús), recibimos reconciliación, relación y sanidad. Hemos sido redimidos, y es por esto que podemos clamar por nuestra libertad a Aquel quien conoce la nuestra condición de debilidad y de soledad. Al pertenecer a Jesús, se nos ha prometido algo que es mucho más valioso que todo lo que este mundo puede ofrecer. Tenemos el inmovible gozo de comunión con Dios por la eternidad. Él ha prometido volver por nosotros. Jesús ha prometido llevarnos al cielo y de secar toda lagrima de nuestros rostros. Ya no habrá más tristeza, dolor, ni tampoco soledad.
Entonces, cuando en la soledad gritamos “ayuda” y nos separamos de todos pensando que hemos sido “olvidados”, ¿a dónde podemos ir? Necesitamos correr a Jesús, ya que es El mismo quien nos dice: “vengan a mí, todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”. Usted no ha sido olvidado.
Not alone,
Bryan
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